Un enólogo puede solicitar una Denominación de Origen Protegida (DOP) o una Indicación Geográfica Protegida (IGP) para aumentar el valor de su vino y protegerlo de actividades fraudulentas. La denominación de origen protegida garantiza que todos los ingredientes utilizados en la elaboración del vino han sido cultivados y producidos en una región específica, mientras que las indicaciones geográficas protegidas aseguran que el vino tiene una característica especial relacionada con su origen geográfico.